Alfredo Díaz: una mano amiga para los más
necesitados
David Dubén F.
Siempre
he manifestado mi inconformidad con aquellos gobernantes que en cumplimiento de
la labor para la cual fueron electos, alardean de que han realizado una buena
gestión porque han ejecutado tales obras o programas. El caso no es que hagan
alarde de los logros y metas alcanzadas sino que pretendan hacer ver que las
mismas son una especie de hazaña cuando en realidad es lo menos que cualquier
gobernante serio, responsable y comprometido debería hacer. Más aún cuando para
difundir las acciones cumplidas en el ejercicio de su obligación manifiestan
que tal obra es “gracias” al
respectivo gobernante, práctica muy común en todos los niveles de gobierno. De
ahí que se hizo costumbre, por ejemplo, que al finado presidente Chávez le daban las gracias porque se otorgaban unas
pensiones, cuando en realidad es un derecho del cual gozan los ciudadanos y es
responsabilidad del Estado venezolano su cabal cumplimiento.
Hoy
día, tanto seguidores como opositores del expresidente, han asumido para si
esta manera de actuar, haciendo parecer que el hecho de desempeñar las labores
para las cuales fueron elegidos, amerita que se le reconozcan como imprescindibles e insustituibles por el
trabajo realizado. Desde mi punto de vista, esto no es totalmente negativo
cuando existe una conexión que va más allá del reconocimiento de las dotes de
buen gerente de quien gobierna pues en mi opinión la diferencia de un buen o
mal gobierno está en el esfuerzo, empeño y querencia que pone cada quien para
poder cumplir con las funciones inherentes al cargo donde llegó gracias al voto
popular, pues, en definitiva, es ese aspecto fundamental que permite que lo
reconozcan como un verdadero líder social y así poderse ganar el RESPETO, AFECTO Y AMOR de la gente.
Este
justamente es el caso de nuestro Alcalde
Alfredo Díaz que a fuerza de tesón, voluntad y constancia ha desempeñado
una excelente labor en el ejercicio de su cargo, demostrando las capacidades y
aptitudes de un moderno estadista pero, sobre todo, enseñando una sincera
humildad y un profundo amor y compromiso en todos los actos relativos a su
actuación gubernamental. Al respecto, insisto en resaltar sus grandes
cualidades humanas que le han valido algo que a muchos les ha costado alcanzar,
que no es más que el RECONOCIMIENTO
que solo otorga el pueblo y su gente a aquellos por quienes siente un sincero y
verdadero cariño y afecto. Ese mismo reconocimiento que se manifiesta permanentemente
en elevados niveles de aceptación de su gestión, la cual ya fue avalada con una
contundente reelección, para despecho de algunos politiqueros que nunca llegaron, ni llegaran a ganarse el
corazón de las masas.
En
este sentido, me parece un rasgo muy diferenciador de aquellos políticos
tradicionales, el hecho de que Alfredo
Díaz, tal cual como le dijo en un acto reciente, en lugar de destacar que
gracias a él se estaba saldando una deuda social, enfatizará más bien que en él
tenían una mano amiga, que reconocía que no podía solucionar todos los
problemas individuales de cada quien, que había cosas pendientes por hacer pero
que siempre, óiganlo bien, SIEMPRE
les iba a tender su mano en aquellos momentos malos cuando se hace más
imperioso contar con un verdadero amigo, pero además, sin anteponer diferencias
políticas o de otra índole porque si de algo se puede jactar esta gestión, es
de trabajar por todos por igual, respetando y promoviendo la verdadera
inclusión social. Anécdotas como estas hay muchas, así como infinidades de
testimonios que pueden confirmar lo aquí expresado. Lástima que algunos, como
consecuencia de su pequeñez mental, no lo hayan podido entender y por el
contrario, pretendan consolidar un piso político utilizando la vía más fácil,
tratando de destruir el bien ganado reconocimiento de un pueblo por su alcalde,
en lugar de construir su propio camino que les permita llegar a su corazón. Ahí
tienen el mejor ejemplo, imiten a Alfredo
Díaz, al menos en eso deben ser buenos.
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