Poltgo
David Dubén
Contrario
a lo que mucha gente piensa, ser maquiavélico no significa algo satánico,
malvado o perverso. Este adjetivo surge para designar a aquellas personas,
acciones y actitudes que se fundamenta en los valores y principios enunciados
por Nicolás Maquiavelo en su gran obra “El Príncipe”. Muchos son los aportes
que desde la perspectiva de la Política, entendida como lucha por el poder, han
sido extraídos de sus páginas. Sin embargo, una de las principales tesis que
más resalta, por las constantes menciones, se refiere a la premisa de que “el
fin justifica los medios”.
Este
paradigma ha sido utilizado miles de veces para justificar ciertas acciones
que, a la luz de los valores y principios filosóficos, no resultan de un gran
contenido ético y moral. Sin embargo, el propio Maquiavelo nos resuelve esa
contradicción cuando impulsa la idea de que la política es “amoral”, es decir,
carece de moral, por lo tanto, sus acciones no pueden ser valoradas en función de principios éticos y
morales. Este contexto, sirve de basamento para entender la conducta abusiva
del candidato Hugo Chávez, quien sin ningún reparo ha estado haciendo uso de
los recursos del Estado, en beneficio propio.
El
ventajismo revelado por el presidente y sus seguidores, solo puede ser
comprendido bajo esta visión reducida de la política. Resulta anacrónico que en
estos tiempos modernos alguien pretenda, con el mayor descaro, sustentar su
comportamiento con la excusa de que esta es una batalla por el poder que
requiere de todos los recursos disponibles, aunque ello implique violar las
elementales normas democráticas de equilibrio, igualdad y equidad. Y es solo de
esta forma que, pensando que los fines justifican los medios, podemos encontrar
un vano argumento para apoyar los desmanes y triquiñuelas de esta aberrante
estrategia de usufructuar los recursos de los venezolanos en beneficio de una
candidatura.
No
obstante, quizás en otras circunstancias este bajo comportamiento hubiese sido
garantía de éxito. Pero, en nuestro criterio, solo devela una inmensa debilidad
y temor ante el arrollador avance del huracán del progreso, que desde ya,
ofrece solidas posibilidades de consolidar un triunfo. El mismo que será,
refrendado con el voto castigo luego de largos años de pésima gestión y como
respuesta al abuso del poder que ha caracterizado la conducta de este régimen
castro-comunista. Con Henrique Capriles ¡SI HAY UN CAMINO!
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