Alfredo Díaz: un gobierno de progreso y esperanza
David R. Dubén F.
Es un hecho
común que, en cada proceso electoral, los candidatos a los cargos de gobierno
caigan en la tentación de hacer promesas utópicas solamente con el afán de
conquistar votos. En la teoría ello garantizaría un buen caudal de seguidores
pero en la práctica, son muy pocos los casos en que una promesa ficticia e
irreal termina por convencer a los electores a sufragar por un determinado
aspirante. Sin embargo, se han visto procesos donde un manejo adecuado de las
emociones de las personas permite que una propuesta electoral bien madurada y
disfrazada se convierta en un gancho para convencer incautos desesperados e
inconformes con las falencias de sus gobernantes.
En mayor y menor
medida es una situación que se repite en todas los lugares donde se hacen
elecciones populares, es decir, es un mecanismo valido cuando se pretende
generar confianza y ganar adeptos a las causas de los aspirantes. Hasta aquí
todo va bien, sin embargo, la crítica y el cuestionamiento deviene cuando
quienes se han escudado en ese tipo de argucia, una vez que llegan al gobierno
son incapaces de desarrollar sus promesas y al contrario, su inacción conlleva
a agravar los problemas que una vez prometió solucionar. Sin ir muy lejos
observamos características de este fenómeno tanto en el gobierno nacional como
regional. Desde tiempos de Chávez se percibía una tendencia en este sentido
pues el país en lugar de progresar, modernizarse e incrementar el nivel de vida
de su población ha venido empeorando y
en permanente retroceso, el cual se ha
acelerado en este año de desgobierno de Maduro.
A nivel regional
la historia no es distinta, el actual gobernador prometió villas y castillos,
habló de progreso, de seguridad y de desarrollo social pero hasta la fecha, todo se ha quedado en ofrecimientos.
La realidad es que la inseguridad se ha incrementado exponencialmente y hoy día
tenemos el no grato privilegio de ser el cuarto estado más inseguro del país. En cuanto al progreso solo quedo en el papel
pues ni siquiera han podido contribuir a resolver la critica situación del
puerto libre, principal sustento económico de la región. A nivel de desarrollo
social, tampoco hay grandes logros que el gobernador pueda exhibir, todavía
persiste una inmensa deuda social con los más necesitados, apenas mitigada por
uno que otro programa nacional. En otras palabras, nos preguntamos donde queda
el supuesto beneficio y las ventajas de contar con un gobernador afecto al
régimen nacional si no se han podido solucionar los problemas más graves del Estado.
Esta reflexión
nos lleva a pensar que no basta pertenecer al bando oficialista sino que es más
importante tener voluntad y capacidad para garantizar una gestión eficaz,
efectiva y transparente. Tal es el caso del Alcalde reelecto, Alfredo Díaz, quien ha sabido llevar a
la práctica sus ofertas electorales, que más que promesas, son el reflejo de un
compromiso de alguien compenetrado con las necesidades del pueblo pues
provienen de sus raíces. Bajo su primer mandato, se elevó significativamente
los indicadores de calidad de vida de los residentes y visitantes, lo que
propició su reelección por un nuevo periodo. Es que indudablemente, aunque hay
cosas por mejorar, existe una gestión palpable, que se siente y llega a todos
los rincones del municipio porque tiene como prioridad propiciar la mayor suma
de felicidad, bienestar y progreso de su gente, especialmente, de los
necesitados quienes han encontrado una mano amiga para solventar problemas
puntuales gracias a los diferentes programas sociales aplicados. En la
actualidad la ciudad de Porlamar se ha convertido en un punto de referencia en
cuanto a gestión exitosa a nivel nacional, su progreso y desarrollo no se
detiene a pesar de las vicisitudes. Ello nos permite ser optimistas en el
futuro del estado Nueva Esparta pues estamos convencidos de que llegara el
momento de su verdadero progreso y modernización, dejando de ser una simple
esperanza y aspiración para convertirse en una contundente realidad, tal cual
acontece con nuestra ciudad marinera.
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