jueves, 23 de marzo de 2017

¿Y quién es ese Alfredito Díaz? 

¿Y quién es ese Alfredito Díaz? 

David R. Dubén F.
Esa era la pregunta que se hacían muchas personas en diferentes lugares del país, una vez conocidos los resultados de las elecciones municipales del pasado ocho de Diciembre del año 2013. Para algunos fue una sorpresa que Alfredo Díaz venciera al candidato madurista, habida cuenta de la aureola de superestrella que rodeaba su imagen y por el desconocimiento del carisma, liderazgo y trayectoria  de quien, a la postre resultó el vencedor. A manera de anécdota quiero comentar la llamada de un hermano del alma quien me dijo ¨vamos por Alfredito; tengo amigos que están apostando un millón de bolívares fuertes en su contra¨; yo le respondí que como compañero y amigo de muchos años no podía permitir que se embarcara en esa aventura, que ni se le ocurriera poner medio de su bolsillo pues estábamos preparados para afrontar con éxito esta contienda y teníamos un trabajo realizado en las bases populares, así como a nivel organizativo y estratégico,  que nos garantizaban el triunfo. Fue tanta mi insistencia que al final me creyó y hoy día está agradecido por la advertencia que le hice.

El caso de este amigo, no es diferente al de algunos colegas de diversas partes del país quienes conocedores de la relación de trabajo que mantengo con Alfredito, permanentemente se comunicaban conmigo y me expresaban su pesimismo en cuanto a las posibilidades de triunfo del alcalde en ejercicio. Estas posiciones aquí descritas son entendibles pues desde que Maduro anuncio que su candidato para el municipio Mariño era nada menos y nada más que Dante Rivas, el mismo que había ocupado diferentes posiciones dentro el Ejecutivo Nacional y quien se había ganado una fama mal merecida de buen gerente, ciertas personas desconocedoras de la realidad del municipio daban como un hecho su éxito. Hasta llegaron a tildar de loco a Alfredo Díaz cuando aseguró públicamente que prefería enfrentar a dicho candidato, quien representaba la principal carta del oficialismo y él, como competidor nato,  quería vencer al mejor pues su victoria así tendría un mayor significado.

Pasada la euforia del contundente triunfo, dedique tiempo explicando a mis amigos y colegas quien es Alfredito Díaz. El primer y principal aspecto que resaltaba era el carisma que solo poseen los lideres natos, aunado a una gran sensibilidad humana, que ha moldeado a un luchador social consustanciado con las necesidades de la gente pues su origen humilde pero digno, le han valido una plena y absoluta sintonía con los asuntos que son de interés del pueblo. Esto representa para Alfredito el activo fundamental de su imagen como político pues le ha permitido establecer una empatía con el pueblo, que ve un su persona uno más de ellos y que confían plenamente que bajo su liderazgo siempre habrá mayores posibilidades de tener una mejor calidad de vida. El segundo elemento que destacaba era su gestión, la cual, en apenas de poco más de cuatro años había resuelto los problemas más urgentes de la ciudad, la misma que recibió en las peores circunstancias luego de largos años de abandono.

Este hecho tiene mayor importancia, por las evidencias palpables de trabas y obstáculos que desde las instancias del gobierno nacional le han impuesto a su gestión, a pesar de ello, con esfuerzo, tesón, iniciativa, eficiencia y responsabilidad en el manejo de los recursos, se ha llevado adelante una administración sana que ha sabido dar respuesta oportuna y eficiente a las demandas de la gente. Justamente, como parte de ese compromiso, se han implementado y desarrollado novedosos programas sociales que benefician a los más necesitados, sin mezquindad, ni sectarismo. Aunque en la actualidad faltan cosas por hacer, el simple hecho que el CONAPRI haya colocado a Porlamar como la segunda ciudad del país más atractiva para invertir, ya es un reconocimiento de los logros y aciertos de esta gestión y una confirmación de que estamos por el camino correcto.


Nunca faltarán quienes por mediocridad o simple celo político, traten de menospreciar el trabajo de Alfredito, especialmente aquellos que pertenecen a esa extraña fauna de perros de la política, quienes para congraciarse con sus amos, le ladran a cuanta persona osa atravesarse en su camino. A esos se le recuerda que el liderazgo y el respeto no se decretan, no se heredan, y menos se compran; no todo en la vida puede ser visto como un negocio, tal cual la visión de los pocos que no le perdonan al alcalde Alfredo Díaz, que anteponga su compromiso con la gente a los intereses de grupos o particularidades como estaban acostumbrados en el pasado. Aquí cabe recordar el refrán: más hace el lobo callando que el perro ladrando. Hasta la próxima.

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